El afamado e insigne biólogo, botánico, zoólogo, geólogo y paleontólogo – es decir, naturalista- Charles Darwin estuvo en América del Sur durante un extenso periodo a bordo de la segunda expedición del  Beagle (de casi 5 años), viaje que sería capital para formular su teoría de la evolución y cuyos apuntes destinados para el gran público fueron escritos en su Viaje de un naturalista alrededor del mundo publicado por primera vez en 1839. 

En sus observaciones como geólogo conocía muy bien las últimas publicaciones de la sciencia nuova en un libro titulado Principios de geología (1830), y a cuyo autor su tocayo Charles Lyell dedicaría su diario del Beagle. Cuando Darwin a bordo de la expedición sintió el terremoto en la ciudad chilena de Concepción -el 20 de febrero de 1835- no existía ningún tipo de medición de la magnitud sísmica, ni mucho menos una explicación convicente sobre la causa de estos fenómenos telúricos, los países de occidente y occidentalizados tuvimos que esperar hasta la tectónica de placas a fines de los 60’s para una respuesta satisfactoria.

Se estima que el terremoto de Concepción -acontecido a las 11:30 am y al cual Darwin sucumbió y fascinó- alcanzo los 9,5 Ms. y afortunadamente por ocurrir durante el día no hubo muchas vidas humanas que lamentar -no más de 100 según su testimonio.

EL TERREMOTO EN SU DIARIO Y CARTAS:

En su muy interesante diario dedica partes importantes de los capítulos 14 y 16 para darnos su percepción y apuntes sobre el terremoto que le sorprendió descansando en un jardín: El día de hoy ha sido memorable en los anales de Valdivia, por el terremoto más terrible de cuantos han visto los habitantes más ancianos. Por casualidad me hallaba en tierra tendido en el bosque descansando, cuando ocurrió el horroroso cataclismo. Se presentó de repente, y duró dos minutos, que se hicieron larguísimos. Y prosigue: Sin grandes esfuerzos logré mantenerme de pie, pero el movimiento me trastorno casi la cabeza; fue algo parecido al bambolearse de un barco de babor a estribor cuando choca de costado con una pequeña ola o, mejor aún (...) [como] patinar sobre hielo delgado cuando éste cede al peso del cuerpo (...) En el interior del bosque fue un fenómeno interesante aunque no terrorífico...

El terremoto chileno es además característico porque ningún científico notable de la historia ha dejado constancia tan detallada de los eventos sísmicos como lo hizo Darwin en su paso por Chile. Para él no tan sólo fue una anécdota sino motivo de estudio, aunque en este artículo no precisaremos detalles de sus hipótesis. 

El joven naturalista inglés - que a la sazón tenía 26 años- meses antes había estado enfermo, pero aún así describió la vivencia de su primer temblor -aunque había preferido que sea terremoto- en una carta a su hermana Catherine enviada el 8 de Noviembre de 1834: Si no fuera por mi enfermedad , estos 4 meses en Chile serían muy agradables, inclusive tuve la mala suerte de que sólo ocurrió un pequeño temblor. Estaba tendido en mi cama (...) cuando de repente oí un alboroto en el comerdor, y como alma que se lleva el diablo todos querían salir primero: En ese momento sentí que mi cama vibró levemente hacia los lados...  

Darwin sintió las numerosas réplicas menores aquel 20 de Febrero de 1835, pero uno de mayor magnitud sintiría nuevamente algunos meses después el 14 de mayo por la noche en el puerto de Coquimbo al norte de Concepción: "Oí el ruido precursor [del terremoto] ; pero con los gritos de las señoras, el correr de la servidumbre  y el precipitarse de varios caballeros a la puerta, no pude distinguir el movimiento. Algunas de las mujeres lloraban de terror poco después,y  un señor aseguró que no podría dormir en toda la noche, y que en caso de hacerlo soñaría con el derrumbamiento de las casas..."

  A Chas -por Charles- como escribe en algunas cartas,  no le satisfizo la magnitud del primer temblor, tampoco le asustó el terremoto que le hizo vibrar en el bosque, pero en cambio le interesó y -a su vez- estremeció las secuelas  que dejó el de Concepción cuando in situ la visitó: "Fui a caballo a Concepción. Ambas ciudades [incluido el puerto de Talcahuano] presentaban el más espantoso aspecto y a la vez el espectáculo más interesante que en mi vida he contemplado (...) las ruinas estaban tan entremezcladas unas con otras y (...) tenía tan poca apariencia de lugar habitable, que apenas era dable imaginar su antigua condición". Pero su estremecimiento no fue menor a su interés como le dijera en una carta a su hermana Catherine dos semanas después: "Es uno de los tres espectáculos más interesantes que he visto desde que partí de Inglaterra: Un fueguino salvaje, la vegetación tropical y las ruinas de Concepción. Además es maravilloso presenciar tal desolación producida sólo en tres minutos."

Durante su permanencia en Chile - y en general durante la primera mitad del siglo XIX- no existían instrumentos para medir la magnitud de los zamaqueos telúricos , pero habían algunos incipientes experimentos , como el de su amigo Robert Mallet (quien acuña el término epicentro) , al cual anima que vaya a Chile para usar su nuevo sismógrafo (finalmente nunca fue) tal como consta en una correspondencia que le envió una década más tarde en 1846. 

Darwin -en su faceta de geólogo- estaba enterado de algunos terremotos significativos: Los de hispanoamérica (El Salvador, Mendoza  y el de El Callao en 1746) y el de Lisboa en 1755. Este último fue uno de los más trágicos de la historia pero no el más trágico. Darwin desconocía el que ocurrió en China en 1556 que acabó con la vida de -alrededor- 830 mil personas, el 56% de la población de Shaanxi. 

Es además curiosa coincidencia que Darwin se encontrase en Valdivia durante el terremoto de Concepción ya que años más tarde , hace 55 años , en 1960, Valdivia sufrió  el terremoto de mayor magnitud de América con 9,5 Mw (Aunque no el más catastrófico -ya que ese ocurrió en Chimbote, Perú.)

ANÉCDOTAS PARTICULARES:

Algunas anécdotas de aquel temblor de tierra que nos cuenta el más importante científico después de Newton, pueden resultar tragicómicas y ciertamente familiares en la actualidad: "Los que habían salvado algunos bienes se veían obligados a vigilarlos constantemente porque los ladrones merodeaban de un sitio a otro , y a cada pequeño temblor de tierra, mientras que con una mano se golpeaban el pecho, clamando: "¡Misericordia!" , con la otra hurtaban de las ruinas lo que podían."

Otras en cambio simplemente fueron lacrimógenas y conmovedoras:
"[en el puerto de Talcahuano] Una anciana con un chico de 4 o 5 años corrió a meterse en un bote, pero no habiendo quien remara, la pequeña embarcación se estrelló contra un ancla y se partió en dos; la anciana se ahogó, pero el chico fue recogido algunas horas después agarrado a una tabla".

O la  mala suerte del viejo cojo: "Por regla general , los arcos de puertas y ventanas se sostuvieron mucho mejor que las demás partes. Sin embargo, un pobre cojo que durante los pequeños temblores tenía la costumbre  de arrastrarse debajo de cierto arco de una portada, murió está vez aplastado".

Anecdótico, pero sobre todo, interesante y documental es la explicación de interés antropológico de las creencias de las chilenos analfabetos: "La clase pobre y menos instruída de Talcahuano atribuía el terremoto al maleficio de unas viejas indias , que dos años antes, en venganza de una ofensa recibida habían tapado el volcán de Antuco." [Dicho volcán también sería visto en erupción por Darwin.]

"A los naturales no les gusta ver una persona indiferente . Me contaron que dos ingleses estaban durmiendo al aire libre en una sacudida bastante fuerte, y comprendiendo que [para ellos] no había peligro siguieron tumbados. Las personas del país que los vieron exclamaron indignados: ¡Mira esos herejes! ¡Ni siquiera se levantan!"

Las investigaciones de Darwin sobre los terremotos, y en general sobre geología , azuzaban la suspicacia de los chilenos, pero Darwin sabía responder inteligentemente, aunque algunos todavía no comprendían y creían en el creacionismo: "Mi examen geológico del país extrañó bastante a los chilenos en general, y estaban convencidos de que andaba en busca de minas. Esto me provocó frecuentes molestias, y por eso para     desembarazarme de los curiosos había adoptado la costumbre de responder a sus preguntas con otras preguntas. Les decía  que ¿ Cómo era posible que ellos , habitantes del país, no estudiaban las causas de los terremotos y de los volcanes? ¿Por qué ciertos manantiales eran calientes y otros fríos? ¿Por qué había montañas en Chile y ni una colina en La Plata? Estas sencillas preguntas dejaban con la boca abierta a muchos, y no faltaban personas (como todavía las hay en Inglaterra, que viven en el siglo pasado) que miraban estos estudios como inútiles e impíos: Dios ha hecho las montañas como las vemos y eso debe bastarnos..."

ADDENDA: A pesar que sus observaciones sismográficas en comparación con las biológicas, zoológicas y botánicas son menores, no cabe duda que resultan observaciones precursoras para el área de la sismología cuyo objetivo principal es la predicción de los sismos. Darwin relacionó los fenómenos sísmicos con los volcánicos, climáticos y marinos. Hoy en día sabemos que la causa principal de los terremotos son rupturas violentas en la capa sólida más superficial de la tierra y no los fenómenos volcánicos como especuló Darwin.

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FUENTES PRINCIPALES Y NOTAS:

1) Charles Darwin (1921). Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo.2 tomos. Calpe, Madrid. [Otras ediciones en español simplemente omiten "diario del" y se publicaron en un solo tomo.]

2) Las cartas fueron escogidas desde la correspondencia digital de Darwin de la Universidad de Cambridge: www.darwinproject.ac.uk

3) Las fotografías son recogidas de distintas ediciones en inglés y español.

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FOTOGRAFÍAS COMPLEMENTARIAS:

1. Asiento de Mr. Darwin en la cabina del capitán // 2.  Asiento de Mr. Darwin en la cabina de popa con una cama colgante detrás de él. // 3.  Cómoda de Mr. Darwin // 4. Estantaría de libros // 5.  Claraboya del Capitán. [Las partes descritas se encuentran a la izquierda de la ilustración.]

VIDEO COMPLEMENTARIO:

Un cortometraje animado chileno (2008) que en 15 minutos y de manera didáctica describe el viaje del Beagle y la estadía de Darwin en Sudamérica. (Versión de lectura)