Esto ocurrió hace un quinquenio, sólo quedaban 2 opciones para elegir en segunda vuelta al actual Presidente del Perú: Ollanta Humala y Keiko Fujimori. El humalismo y el fujimorismo.

La carta se hizo pública a través del diario El País, pero en su momento exageraron, dijeron que firmaban más de 100 escritores peruanos, lo mismo difundieron los diarios locales. Quizá esa fue la meta. Sin embargo, hoy sabemos que  fueron 68 los que suscribieron lo que podemos llamar el Manifiesto Antifujimorista.

Llamémoslo de tal manera, aunque el diario El País en su sección cartas al editor lo publicó como Escritores contra el fujimorismo y otro título alternativo en el Perú -difundido por RPP- lo nombraría como Contra el regreso del fujimorismo y a favor de la democracia. 

Esta iniciativa fue seguida por un centenar de científicos sociales peruanos. Pocos días después tanto historiadores cuanto politicólogos harían público su antifujimorismo de forma independiente. De entre los primeros podemos destacar a Carmen McEvoy, María Emma Mannarelli, Paul Drinot, Nelson Manrique y Antonio Zapata. De entre los segundos a Martín Tánaka, Julio Cotler, Farid Kahatt, Henry Pease (R.I.P.), Steven Levitsky, Rodrigo Barrenechea (coautor de un libro sobre la política de César Acuña) y Francisco Miró Quesada Rada, por entonces director del diario El Comercio, el mismo que durante estos días renunciaba al rectorado de la Universidad César Vallejo tras el escándalo de los kilométricos plagios de Acuña. 
 
¿Será necesario publicar otro manifesto para estas elecciones? No lo sé. Lo que sé es que Keiko Fujimori es hoy, esencialmente, la misma. Mientras que el Ollanta Humala que apoyaron "optimistamente" los destacados escritores, hoy pueden serlo Verónica Mendoza, PPK, Alfredo Barnechea, Nano Guerra, Julio Guzmán, Alejandro Toledo, y porqué no, hasta César Acuña o Alán García, muy a mi pesar.

Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique (que dicho sea de paso hoy cumple años junto a Jaime Bayly, aunque éste no firmó porque era descaradamente
pro-Fujimori) , Santiago Roncagliolo, Gabriela Wiener, Daniel Alarcón, Eduardo Gonzáles Viaña, Abelardo Oquendo,  Fernando Iwasaki, Rodolfo Hinostroza, Gustavo Faverón, Eloy Jáuregui, Carlos Chang Cheng y Jorge Eslava serían algunos de los más representantivos -entre narradores, periodistas y ensayistas-  quienes a voz unísona rechazarían tajantemente el fujimorismo manifestando lo siguiente:


Quienes suscribimos esta carta expresamos nuestro enérgico rechazo ante la amenaza que, contra la democracia y la libertad de los peruanos, supone la posible resurrección de la dictadura fujimorista. 

El régimen de Alberto Fujimori marcó el periodo más siniestro en la historia de nuestros Gobiernos republicanos. Fue una década criminal cuyas funestas consecuencias no debemos olvidar, relativizar ni pasar por alto. En los últimos años, el mayor triunfo de la democracia peruana ha sido el rechazo a esa dictadura, el procesamiento judicial de sus líderes y el castigo legal a los innumerables delitos y crímenes contra la humanidad que cometió. El Perú debe rechazar una vez más la impunidad y reforzar su fe en una democracia con justicia para todos y con posibilidades de progreso dentro de un orden legítimo.

Los escritores que firmamos esta carta venimos de lugares muy distintos del espectro político peruano y tenemos ideas divergentes sobre cómo debería ser el manejo económico y social del Perú. Creemos, sin embargo, en el valor de la libertad, el rechazo a la criminalidad y a la violencia de Estado, la defensa del orden legal y el respeto a los derechos humanos. Pensamos que estos son cimientos cruciales para la construcción de una nación justa y solidaria.

El candidato presidencial Ollanta Humala ha jurado públicamente defender esos principios. Creemos que nuestro deber en este momento es escuchar ese juramento y que nuestra obligación inmediatamente posterior será vigilar su cumplimiento. El presente nos ha dejado con esa alternativa que es la vía válida de oposición a la reinstauración de la dictadura.

La democracia es el ejercicio de una negociación: todo Gobierno debe escuchar a su sociedad civil. La sociedad civil tiene el deber de guiar a su Gobierno, hacer sentir su poder y su mandato y fiscalizar su rectitud. Pero esa negociación solo es posible cuando el poder lo ocupa un movimiento político. El crimen está fuera de ese espectro: no se negocia con quienes han abandonado la política y han elegido la criminalidad.

Por estas razones, los abajo firmantes llamamos a la sociedad a mantener su poder de representación, rechazando el regreso de la dictadura y solidificando, mediante el voto por Ollanta Humala, con una actitud activa y vigilante, nuestro orden democrático. El nuestro es un llamado esperanzado y optimista a la unidad nacional: este 5 de junio, los peruanos debemos defender, a través de un voto responsable y cívico, nuestra dignidad, nuestra libertad y nuestra democracia.